Primero fueron los vehículos y ahora le ha tocado el turno a los carburantes. La Unión Europea ha puesto en marcha a través de una directiva un etiquetado informativo para los carburantes que entrará en vigor el próximo 12 de octubre y que pretende servir de guía para que los consumidores opten por el más adecuado para sus vehículos.

Se acabó el despiste en el que a veces parecen querer someternos las marcas comerciales y la creciente oferta de carburantes. En el caso de los conductores de vehículos de flota, el etiquetado resulta especialmente interesante cuando los profesionales no cuentan con un vehículo fijo y la flota se alimenta de distintos carburantes, un hecho cada vez más frecuente desde la expansión de los combustibles gaseosos para automoción.

Ahora, gracias al nuevo etiquetado, se acabó el repostar el carburante inadecuado (gasolina en un vehículo diésel, ya que el boquerel de este último es más ancho para evitar precisamente el llenado accidental en un gasolina), buscar sin éxito surtidores alternativos o dudar en las salidas al extranjero, con vehículos prestados, de alquiler o carsharing, con todos los riesgos que en ocasiones conlleva, ya que los vehículos nuevos contarán en la tapa del depósito o el tapón de llenado con el símbolo del carburante que consumen, así como en estaciones de servicio, los boquereles de los surtidores, los concesionarios de vehículos y los manuales de usuario, ya sean impresos o digitales.

Veremos el etiquetado en motos, turismos, comerciales ligeros y pesados y autobuses nuevos de los 28 países miembros de la Unión y siete estados no miembros más, los de la EEE (Islandia, Liechtenstein y Noruega), además de en Macedonia, Serbia, Suiza y Turquía. Los matriculados con anterioridad no están obligados a exhibir el distintivo. En cuanto a los carburantes, estará presente en surtidores públicos de gasolina, gasóleo y carburantes gaseosos, lo que supone hidrógeno, gas licuado del petróleo (Autogas o GLP) y gas natural comprimido (GNC). Los híbridos eléctricos también se verán afectados, no así los eléctricos de batería, para quienes la Unión se encuentra diseñando un conjunto de etiquetas específicas.

Casar y repostar. Fácil, ¿no? La cosa se complica ligeramente si decimos que la gasolina será identificada con un círculo con la letra E (de ‘etanol’) seguida de un 5, un 10 o un 85, que indican el volumen máximo de etanol recomendado para el vehículo. Para el diésel queda reservada la letra B (de ‘biodiésel) en un cuadrado con los dígitos 7 ó 10 o la denominación XTL para el diésel sintético, no derivado del crudo del petróleo. El rombo será para los gaseosos, con las siglas H2 para el hidrógeno, CNG (GNC o gas natural comprimido en español), LPG (siglas del GLP en inglés) y LNG (GNL en español).

En todo caso, para tranquilidad de los conductores, el nuevo etiquetado convivirá con las denominaciones tradicionales de los carburantes.

Lo que sí que no va a cambiar con el nuevo etiquetado es la necesidad de contar con un sistema de gestión del combustible que ayude a reducir su consumo

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